martes, 6 de diciembre de 2011

36

dos cafés sobre la mesa. un sorbo breve y la avalancha de cosas por contar.  hace tiempo que no me cuenta sus cosas. antes ya le habia contado lo de siempre. Lo del trabajo, las vacaciones, como estan raros los dias, y esas cosas que son tan miserablemente importantes, cuando en el fondo no hay mucho mas que decir.
Se lo dije, me cuenta.
Lo preparo ya hace un tiempo, y no me extrañaria que haya ensayado las frases, que haya esperado las reacciones, que haya limado las metaforas, para que no dañaran el tenue aire entre ellos, para que no perdieran el aroma.
Me Dice que saco fuerzas de no sabe donde para por fin decirle lo que siente. Y me da gusto.
No a menudo lo hace: salir de su caparazon y dejar ver un poco de la luz que mantiene alli.
Le pregunto que més le ha dicho. Me dice que solo quiere establecer cosas, lo cual me parece correcto, aunque mi ceja derecha levantada le indica que un poco mas tal vez habria sido adecuado.
Un sorbo mas del cafe me trae un par de explicaciones. Lo que ha dicho realmente lo siente. Lo sometio a prueba, a esas noches en vela pensando si realmente lo que estaba alojado en su corazon nacia del alma o de oscuros deseos, o peor aun, de la soledad.
Lo ha sometido a muchos escrutinios, y esta convencido que cada palabra que dijo esta hecha de pura y solida verdad.
Antes tal vez habria aspirado a tener respuestas en el acto, pero me confiesa que solo quiere dejar una semilla, y si la epoca y el lugar es correcto, anidara un sentimiento correspondido en el corazon de ella.
Le cuento que me agrada lo que hace, y me sonrie con una inocencia que solo a el le he observado.
Mientras tanto, el dia corre y no recibo las llamadas que esperaba. Me dice que no me preocupe, que si para el se ha abierto el universo, para mi ha de haber también un día de sol.



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