martes, 30 de junio de 2009

Esos extraños poderes

Me di cuenta hace bastante.
Al principio pensé que era solo mera coincidencia.
El punto es que ahora vuelve a pasar.

Esto de ver a través del velo del tiempo, de extrapolar atardeceres, de llamar al futuro en sueños, y bastante despierto a veces, se hace delicioso, a veces, pero la vez es motivo de profundo miedo.

Es diferente el hecho de acercarse al mañana despacio, abriendo de una en una las puertas, contando los minutos, que verlos correr y poder saltar de uno en uno, de dos en dos, los días, las horas, las estaciones.

Y que veo? Lo que quiero ver, o lo que ha de suceder.
Casi nunca lo se, por que no es de los ojos, ni de la visión de la mente:  es mas bien una sensación que viene de la boca del estomago y que se instala en el pecho.
Es como respirar hondo el aire frio de la mañana invernal, pero con el cuerpo tibio y los ojos atentos.

Y le veo.
Y sonrió.
Pero a la vez leo la historia: renglones antes y después.

Tal vez seria mejor saborear los poemas en tan solo las buenas rimas.
Tal vez seria bueno no saber que viene…

Pero es un alivio el poder fijar brújula, mirar al cielo y las estrellas confirmen la dirección de tu proa. Y que entre las olas del ancho océano del tiempo, tu canción llegue a mi oído.

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