miércoles, 20 de agosto de 2008

66 mph

Ryan corria raudo por los caminos vecinales cercanos a la granja. Hacia una tarde maravillosa de agosto, mitad del verano. Nada habria de salir mal.

Angel terminaba el trabajo el dia en la granja. Sentada en su escritorio, a traves de la ventana, observaba las tenues nubes que se alejaban en direccion al este, a los grandes lagos.

Ryan acelero. El rugir de su Harley espantaba las liebres que se atrevian a llegar mas lla del limite de los matorrales,  el viento tibio acariciaba sus cabellos negros, y las sombras de los arboles pasaba raudas bajo la rueda delantera.
Nada habria de salir mal.

Ventinueve anos atras, un pequeno ovulo se dividia no para ser uno, sino dos seres.

Angel, esta vez, miraba como el largo sol de agosto banaba las altas crestas de las colinas.

Ryan no recordaba, producto de la embriagadora  velocidad, los dias en que con Angel compartieron un utero, y como , desde siempre, fueron tan unidos.

Angel preparo un cafe, y mientras guardaba los archivos miro hacia el camino sinuoso  que partia desde el rancho, pasaba por las tierras de labranza y empalmaba con el camino vecinal.
Si un automovilista incauto hubiese pasado en ese momento, habria vsto el sol rojizo reflejandose en los altos silos de la granja.

Ryan volo por los aires. Tal vez un ave solitaria sintio el ruido sordo de un golpe y el sonido seco como de un saco arrojado desde el tejado.  Angel sintio un dolor agudo en el pecho: de pronto, sin aviso, un alma en dos cuerpos se quedo sin uno de sus soportes.

Ryan era feliz. No sintio la gran roca que hizo saltar su moto. Menos aun pudo distinguir la barrera de contencion que habria detenido su motocicleta  en seco. Y extranamente, si sinto que claramente volaba, pero no advirtio cuando dejo de volar.

El mismo pajaro slitario pudo ver, de reojo, como Ryan golpeaba su rostro contra el suelo, y como su espina se rompia  -piadosamente- para dejarlo con la sensacion de ser tan , pero tan feliz.

Angel dejo caer la taza. Espero en vano el reflejo del sol en la horquilla cromada la la Harley-Davison de Ryan. La voz al telefono le habia arrancado el aliento, como la roca en el camino arranco de golpe la vida de su hermano.

Para Angel. en memoria de Ryan.
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